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Se desarrolló un breve ensayo para ilustrar la experiencia.

Mediante la encomienda de desarrollar esta tarea, mi diario de la red de interconexión de seres, y lograr los requerimientos de la Certificación como Guía de Terapia de Bosque, seleccioné el frente de mi casa para conectar con un entorno que siempre tuve en mi hogar. Visitando a diario, exploré aquel lugar en búsqueda de identificar un sentido para aquella encomienda. Pasaron los días y muy pronto comencé a ver ese espacio desde una perspectiva diferente, día a día físicamente me encontré dentro de aquel lugar pero me sentía de una forma distinta.

Siempre he sido amante de la naturaleza, de niño mostré un gusto muy especial por las plantas y los animales. Viví muchos momentos difíciles en mi infancia, mi madre era todo lo bueno que tenía, siempre estuve a su lado en su afición por el cultivo de plantas ornamentales. Aprendí mis primeros gustos por aquella actividad que me servía de terapia, aprendí a ser un niño solitario que se refugiaba entre las plantas, y que entre sus hojas cubría todo sufrimiento provocado por el maltrato de muchos, en aquel espacio de jardín me remontaba en un viaje que extasiaba mi ser y donde pase infinidad de horas y hasta días enteros, explorando un mundo diferente que me llenaba. Durante mi vida muchos me miraban y me definían como un objeto raro, aspecto que en mi intento de socializar, creó mucho rezago. Nunca comprendí y muchas dudas sobre mi ser siempre sentí.

Recuerdo en el internado de los 9 días, en noviembre 2019, haber escuchado a un instructor mencionar sobre las situaciones especiales que se alineaban de forma particular en condiciones inexplicables, a los participantes, donde se daba como una especie de conspiración de la naturaleza, al permitirles coincidir en aquel lugar para aquellos seres en formación, llamados y convocados por la creación. Aquello les permitiría descubrir infinidad de posibilidades dentro de la potencialidad del bosque.

Jamás imaginé que la vida me proveyera la oportunidad de reconocerme, y mucho menos, mostrarme experiencias que me permitieran verme en el reflejo imaginario que veía en el jardín, espejo que me permitió encontrarme justo en el lugar para sentarme. El bosque me ilustró durante este año una infinidad de situaciones, que me llevaron a permitirme ser más justo conmigo mismo, a sanar mi pasado, y a fortalecer mi aceptación tal y cual soy, viviendo día a día reconstruyendo en mi presente, las buenas experiencias que cada niño se merece vivir. Hoy disfruto el momento. Recuerdo como si fuera ahora, aquel momento en el que mi Mentora, Toby Bloom, me sugirió durante una invitación… Al explorar la dinámica, viví una experiencia donde el bosque me movió a quitarme los zapatos, sentir los pies descalzos sobre la grama,y disfrutar el chapaleteo en un charco de agua, que la lluvia caída había acumulado temprano en la mañana. Me encontré en aquel instante, la dicha del sentir un niño jugar y disfrutar el momento. La realidad era que todos los que allí se encontraban podían ver a un hombre maduro 47 años, pero en una conducta infantil. El bosque mostraba dónde comenzaba y la dirección a la que dirigía ese descubrir en el proceso de transformación, en Mi.

Estas experiencias son difíciles de proyectar pues sus sensaciones son abstractas, por tal razón decidí ilustrar mediante la construcción de esta obra, pintado al óleo, sobre un cuadro 18” x 24”, una combinación de elementos que coinciden en un momento, pero que resumen el proceso de formación de todo un año. entre los elementos se pueden observar:

• El coquí que siempre me acompaña en las noches con su canto.
• El sapo toro en mi estanque de peces.
• El lagartijo, que astutamente se camuflaje entre las ramas del árbol.
• El Guaraguao que con su agudo chirrido anuncia su surco sobre el cielo en pleno vuelo.
• La araña tejedora que bordaba con sus hilos, atrapando el rocío de cada mañana.
• La reinita que con su encantadoras visitas al jardín, nunca temió mi presencia, en el recogido de néctar entre las flores de las bromelias, construyendo sus nidos y dándose un baño mañanero.

Quiero inmortalizar estas imágenes que quedarán sobre este lienzo, con la intención de que su obra quede en un permanente y vivo recuerdo de aquel momento que me permitió reconocer ese nuevo horizonte. Apreciando cada día más a aquél que siempre estuvo a mi lado y siempre salvó mi vida.